Malheridos. La huella del tiempo en las bibliotecas REBIUN

Atisbos (hacia una España nueva) / Listado de libros recogidos por la Comisaría de Investigación y Vigilancia (29/04/1938)

Ficha

Título

Atisbos (hacia una España nueva) / Listado de libros recogidos por la Comisaría de Investigación y Vigilancia (29/04/1938)

Autoría

Juan García Morales

Fecha de publicación

1936

Extensión

189 p.; 4º

Procedencia

Universidad de Salamanca BG 85268 / AUSA 3601-9, 116-117-2

Editor

Madrid: Editorial Castro

Sección

Descripción

Atisbos (hacia una España nueva)

Listado de libros recogidos por la Comisaría de Investigación y Vigilancia (29/04/1938)

Siendo Salamanca una ciudad vinculada desde el principio a la “zona nacional”, la Universidad no sufrió desperfectos durante la guerra, pero pronto comenzaron las purgas de profesores y bibliotecarios. Además, era fácil recurrir a la Biblioteca tanto para solicitar papel que sirviera de material energético como fondos bibliográficos que pudiera necesitar el ejército, y, desde luego, para considerarla el centro de confianza donde depositar libros incautados por motivos políticos o morales.

Una carta del 29 de abril de 1938, que el Rectorado de la Universidad remite al director de la Biblioteca, adjunta la lista de libros entregados (tal vez voluntariamente) por la librera Teresa Hernández, seguramente de Valencia.

Más de la mitad de los libros de esta lista se encuentran aún en la Biblioteca, con restos del medio tejuelo que indicaba qué libros estaban prohibidos o eran perniciosos.

Entre ellos se encuentra el expuesto, una edición publicada en Madrid en 1936, que recoge una conferencia pronunciada en Valencia en 1935. El autor, que firma con el seudónimo “Juan García Morales, presbítero” es en realidad Hugo Moreno López (Almería, 1883 - Libourne, 1946), sacerdote vinculado al catolicismo social, muy activo en favor de la República y finalmente exiliado en Francia a partir de 1939. En sus páginas repasa la situación política del momento, previa a la guerra, advirtiendo del “peligro” que se acercaba y haciendo afirmaciones del tipo: “Señores, señoras, señoritos, señoritas de la derecha: tenéis la sangre envenenada de monarquismo, de derechismo, de gilroblismo”. Era desde luego un libro que había que retirar de la venta y que fue directamente enviado a la Biblioteca.

Aunque la carta de remisión es de abril de 1938, justo cuando se creó la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos, el envío de estos libros a la Biblioteca se realizó todavía en el marco de una orden de la Junta Técnica del Estado. La Junta, constituida en octubre de 1936, fue la institución que configuró la primera organización gubernamental creada por Franco y se dividía en varios departamentos, entre ellos, el de Cultura y Enseñanza, tristemente célebre por haber llevado a cabo las primeras depuraciones de profesores.

La orden para la incautación de libros, folletos, etc. pornográficos, socialistas o, en general, de índole disolvente, es muy temprana, del 23 de diciembre de 1936, mientras que las comisiones depuradoras de bibliotecas fueron organizadas en septiembre de 1937. Que el destino de estos libros fuera la Biblioteca Universitaria era una práctica habitual desde el principio, incluso antes de que la orden del 17 de agosto de 1938 recogiera expresamente que las bibliotecas censuradas en las provincias con universidad pasarían a las bibliotecas universitarias, donde se catalogarían y formarían una sección especial de obras reservadas.