Descriptiones quotquot extant regionum at[que] locorum
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Paolo Giovio (1483-1552): Pauli Iouii Nouocomensis Episcopi Nucerini Descriptiones quotquot extant regionum at[que] locorum ; quibus (vt eius omnia hoc postremo volumine complecteremur) De piscibus romanis libellum verè aureum adiunximus
Los impresores Heinrich Petri y Pietro Perna de Basilea publicaron en 1561 un volumen con obras de Paolo Giovio de contenido análogo: la descripción de lugares como Rusia, las Islas Británicas y el Lago de Como. Titulado Descriptiones quotquot extant regionum atque locorum, incluye un curioso texto sobre peces, De piscibus romanis libelen. Este libro no fue prohibido, pero sí fue expurgado y censurado en España, suprimiendo y tachando en el texto las partes consideradas contrarias a la ortodoxia católica. En concreto se tacharon algunas frases de la “Epístola” inicial y de las páginas 27, 28, 81 y 157.
Este pequeño volumen, publicado por los impresores Heinrich Petri y Pietro Perna en Basilea en 1561 bajo el título Descriptiones quotquot extant regionum atque locorum, reúne una serie de obras de Paolo Giovio de contenido análogo. Se trata de Descriptio Britanniae, Scotiae, Hyberniae et Orchadum donde nos habla de la geografía, la historia y las costumbres de las Islas Británicas; Moscouia, fruto de su encuentro en 1525 con Dimitri Gerasimov, embajador del Gran Ducado de Moscú; y Descriptio Larii Lacus, donde describe el Lago de Como y las localidades situadas alrededor de dicho lago. También incluye De piscibus romanis libellum que recoge información “sobre los peces romanos”, aportando además datos gastronómicos sobre cómo cocinarlos y condimentarlos. Este tratado fue concebido en un banquete que el Papa Clemente VII ofreció a François Louis, cardenal de Borbón, y durante el cual se disputó la nomenclatura de los pescados y mariscos disponibles en los mercados romanos. Avanzando capítulo por capítulo a través de unos cuarenta tipos diferentes de pescado, Giovio correlacionó nombres antiguos y modernos, comentó propiedades médicas y nutricionales, ofreció sugerencias para cocinar y contó anécdotas sobre banquetes romanos.
El erudito Paolo Giovio (en latín Paulus Iovius) nació en Como en 1483 y estudió medicina en Padua y Pavía. Se trasladó a Roma atraído por el mecenazgo del Papa León X, donde su formación como médico le abrió las puertas de la corte papal. Su gran curiosidad intelectual le convirtió en un reputado historiador abandonando la práctica de la medicina. Entró al servicio del primo del Papa, el cardenal Giulio de Medici y futuro Cemente VII, a quien acompañará durante todo su pontificado y que le nombrará obispo de Nocera dei Pagani en 1528. Su formación y su posición social le permitieron realizar importantes misiones diplomáticas y ser testigo de excepción de los convulsos acontecimientos que se estaban desarrollando en Europa. También frecuentó los círculos humanistas romanos entrando en contacto con intelectuales y artistas en ese momento de extraordinario florecimiento cultural que fue el primer Cinquecento. Escribía únicamente sobre acontecimientos de los que pudiera obtener testimonio directo por lo que se entrevistaba con viajeros, comerciantes, embajadores y hasta con el emperador Carlos V. Gran coleccionista de obras de arte, principalmente retratos de hombres ilustres, construyó un palacio en Como, que denominó Museo, para albergar su colección. Murió en Florencia en 1552 sin haber conseguido la tan deseada sede episcopal de Como y fue enterrado en el claustro de la Basílica de San Lorenzo.
Este ejemplar, impreso en Basilea, fue sometido a censura. Se tacharon algunas frases en las obras Moschouia y De piscibus romanis, así como en la “Epístola” de los preliminares. En la portada dos anotaciones indican que el ejemplar fue expurgado según los índices de censura de 1632 y de 1640 junto a la firma de cada censor. Paolo Giovio no fue un autor prohibido, pero sí fueron sospechosos de herejía los autores que aparecen en los preliminares. Al lado de sus nombres, Basilio Ioannes Herold y Antonius Palearius Verulanus, los censores escribieron “auctor damnatus” (autor condenado) y “auctoris damnati” respectivamente puesto que ambos aparecen en el Índice de 1632.
Las frases tachadas y censuradas, en la “Epístola” inicial y en las páginas 27, 28, 81 y 157, son las siguientes: "fatali alioquin avaritia (...) opulet sacerdocio"; "est vagum et paulo solutioris vitae, ficuti apud nos dinorum Franacisci atq.”; “Dominici secta profitentes"; "uti apud nos, impia prope,uel abominabilis certe corruptela usurpatu est"; “uti modo Merlucciae plebeio admodum pisci Adrianus Pontifex ficuti in administranda republica hebetis ingenii nel deprenati iudicis, ita in esculentis insulsis simi gustus, supra mediocre pretium, ridente toto foro piscario, iam fecerat"; y "qui quanquam fit ineptus et barbarus". Las tachaduras se corresponden con pasajes de crítica y denuncia del estamento religioso, incluyendo papas, santos y al clero en general, por su avaricia, opulencia, vulgaridad, vaguería, corrupción, mediocridad, ineptitud y barbarie. Se citan, entre otros, al papa Adriano (VI), a Alberto Magno, a San Francisco, y se hace denuncia de las sectas y de los esclavos de la escuela dominical.